5 consejos de diseño para modernizar una casa antigua sin mezclar estilos

¿Te has mudado a una casa con historia, pero temes que quede anticuada si intentas modernizarla? Renovar un hogar antiguo sin perder su encanto original puede ser un reto, especialmente si no quieres que parezca una mezcla extraña de épocas y tendencias. En este artículo, descubrirás cómo respetar la arquitectura de tu vivienda y, al mismo tiempo, darle un aire más actual y práctico.


1. Define cuánta influencia tendrá el estilo arquitectónico original

Un error común es pensar que la arquitectura de la casa debe dictar todo lo que hay en su interior. Si bien es cierto que respetar los orígenes de la vivienda es importante, no es necesario reproducir al 100% un estilo concreto. Mezclar lo nuevo y lo viejo puede dar resultados asombrosos, siempre que exista armonía.

En Europa, por ejemplo, es habitual ver edificios históricos con interiores ultramodernos. ¿La clave? Mantener la esencia de la construcción mientras se incorporan piezas contemporáneas que complementen, en lugar de anular, los detalles de época.


2. Crea un tema unificador

Tanto si decides ceñirte por completo al estilo arquitectónico de tu casa como si prefieres mezclar piezas antiguas y nuevas, es fundamental que exista un hilo conductor. Este puede ser:

  • Un color recurrente.
  • Un material que repitas en distintas estancias.
  • Un tipo de acabado metálico que aparezca en tiradores, grifos o marcos de espejos.

Lo importante es que ese elemento unifique el conjunto, de modo que, pese a la mezcla de épocas, el resultado sea coherente y agradable. Por ejemplo, si escoges acentos metálicos dorados, incorpóralos en marcos de cuadros, grifería y otros detalles.


3. Cuida los acabados permanentes y utiliza la regla del 80/20 para el contraste

Cuando se habla de acabados permanentes como suelos, encimeras, carpintería o alicatados, conviene pensar en opciones que hagan referencia a la época original de la vivienda, pero sin renunciar a la practicidad. No hace falta reproducir exactos mosaicos victorianos o apostar por diseños 100% de los años 20, pero sí añadir detalles inspirados en el pasado.

Juega con el contraste

Anímate a colocar un mueble contemporáneo en un salón muy clásico o una mesa de cristal al lado de un sofá de época. Sin embargo, recuerda la regla 80/20:

  • El 80% del estilo debe ser el predominante (tradicional o moderno).
  • El 20% restante puede ser un estilo diferente que aporte chispa al conjunto.

Procura no hacerlo todo al 50%, ya que puede resultar desorganizado a la vista.


4. Investiga la historia de la casa y recupera lo que merezca la pena

Cada casa tiene sus propios elementos especiales que vale la pena conservar o restaurar. Para ello, investiga en archivos municipales o en bibliotecas, habla con vecinos que tengan viviendas de la misma época y acude a almacenes de madera o tiendas de antigüedades. Allí podrás encontrar:

  • Puertas
  • Chimeneas originales
  • Manillas y herrajes
  • Molduras o detalles ornamentales

Si te apetece replicar algo concreto, lleva una pieza de muestra a un profesional para que pueda reproducirla con fidelidad. El objetivo es mantener la identidad de la casa sin convertirla en un museo.


5. Ajusta la distribución a tus necesidades

Las casas antiguas suelen tener distribuciones distintas a las que se usan hoy en día. Cocinas y baños pueden estar en zonas incómodas, y a menudo hay rincones o recovecos aprovechables.

  • Saca partido a los espacios reducidos: Añade estanterías o armarios a medida para obtener más capacidad de almacenamiento.
  • Respeta la esencia del lugar: Intenta no derribar paredes si forman parte fundamental de la estructura histórica.
  • Moderniza con criterio: Si optas por una remodelación más profunda, asegúrate de que la nueva distribución responda a la vida actual sin borrar todo el carácter original.

En definitiva, es posible mejorar la funcionalidad y facilitar la vida diaria en una casa antigua, siempre que planifiques con cuidado.


Renovar una casa antigua puede resultar emocionante, pero también implica la responsabilidad de conservar parte de su encanto original. Lo ideal es encontrar un equilibrio: adapta la vivienda a tus necesidades y gustos, pero sin despojarla de su identidad.

Recuerda centrarte en acabados permanentes que se integren con el estilo de la vivienda, crear un tema o motivo unificador y no tener miedo al contraste, siempre que exista una base predominante que aporte coherencia. Al final, el objetivo es que disfrutes de tu hogar cada día, sabiendo que has logrado una combinación única entre el ayer y el hoy.