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Muebles que sabotean tu bienestar: Cómo identificarlos y solucionarlo

Decoración 19 de ago. de 2025

Puede sonar raro, pero sí, ese mueble que tanto te gusta podría ser el culpable de que no te sientas del todo a gusto en tu propia casa. Nuestro cuerpo es un sensor, y el 80% de la información que recibe el cerebro proviene de los sentidos, ¡sin que seamos conscientes de ello! Esto significa que un mueble puede alterar nuestra forma de movernos, nuestra percepción del espacio e incluso nuestro bienestar emocional.

Los ladrones silenciosos del bienestar

No siempre son los muebles viejos o rotos los que nos causan problemas. A menudo, son esas piezas que compramos por estética, por encajar o por puro capricho las que realmente sabotean nuestro hogar. Podemos clasificarlos en tres categorías:

  • Muebles que no se usan: Butacas decorativas, bancos de recibidor incómodos, escaleras que solo acumulan polvo... Estos objetos generan desorden visual pasivo, haciendo que el cerebro los perciba como elementos sin propósito, aumentando la sensación de saturación y ocupando un espacio valioso.
  • Muebles incómodos: Sofás demasiado profundos, sillas que te obligan a cambiar de postura cada dos por tres, mesas de comedor que no dejan espacio para las piernas... El cuerpo detecta la incomodidad antes que la mente, asociando ese espacio con malestar y fatiga.
  • Muebles que interfieren con el espacio: Aparadores que bloquean el paso, cómodas que tapan la luz, mesas de centro enormes que dificultan la circulación... Estos obstáculos reducen la percepción de amplitud y el sentido de control, incrementando el estrés y haciendo que la casa se sienta más pequeña.
brown wooden round table with chairs

Los cuatro filtros para evaluar tus muebles

Para asegurarte de que tus muebles no están afectando negativamente tu bienestar, debes pasarlos por cuatro filtros clave:

  1. Ergonomía y comodidad: La ergonomía es la ciencia que estudia cómo un objeto se adapta al cuerpo, mientras que la comodidad es la percepción subjetiva de ese objeto. Un mueble puede ser ergonómico pero no cómodo. Si te obliga a recolocarte constantemente, encorvarte o usar cojines, ¡no pasa el filtro!
  2. Proporción: La relación visual y física entre el mueble, el espacio que ocupa y el resto de elementos. Un mueble desproporcionado rompe la armonía del espacio y puede hacer que una habitación se sienta más pequeña o vacía. Mide bien el espacio disponible y, si es necesario, usa cinta de carrocero para visualizar el tamaño del mueble.
  3. Ubicación: ¿El mueble interrumpe el movimiento, convierte cada recorrido en un circuito de obstáculos o te obliga a girarte cada vez que pasas? La ubicación debe permitir interactuar con el espacio de forma fluida, dejando zonas de paso de al menos 70-90 cm y despejando las líneas visuales hacia las ventanas y la luz natural.
  4. Coherencia visual: ¿Existe un hilo conductor entre todos los muebles? No es necesario que sean iguales, pero deben tener algo en común (color, material, estilo) para crear un conjunto armonioso y evitar tensiones visuales.

Los mensajes que transmiten tus muebles

Además de lo que sentimos física y visualmente, los muebles también comunican algo sobre nosotros. Lo que escogemos, lo que mantenemos y cómo lo mostramos revela nuestras prioridades, hábitos y forma de vida:

  • Mezcla de muebles: Muebles heredados con piezas modernas pueden transmitir aprovechamiento, convivencia de épocas o, simplemente, valor práctico.
  • Pertenencia o provisionalidad: Rincones sin terminar sugieren que aún no te has apropiado del espacio, mientras que espacios resueltos transmiten intención, pertenencia y decisión.
  • Héroes anónimos: Muebles funcionales que facilitan tu día a día, priorizando el bienestar por encima de la estética.

En definitiva, tu casa siempre está hablando. ¿Tus muebles están diciendo lo que tú quieres que diga?

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